Un mar de alfileresatravieza mi cuerpo,
Sin dejar lugar mas que para el dolor,
Cauterizando las mareas por las que no pasaste,
Limitando lenguaje y dialèctica;
Han quedado en mis verzos,
Metàforas sin vivir,
Sueños, fantasmas de mis noches,
Que se desvaneceran al amanecer ,
Rincorporandome a la realidad rastrera,
Que me condena a los cìrculos violentos,
De una sociedad pdrida,
Llena de individualidades,
De hipocresìas y violencia;
Camino aùn por la calles obscuras,
Por donde seguramente verè a dos gatos amandoce sobre el tejado,
Sin concideraciòn de los insomnes,
Que necesitan el silencio sepulcral para poder conciliar el sueño;
Saldrè para el amanecer recibir,
Son un aroma de un buen cafè despertarè,
Finalmente, a bordo de la esperanza,
Sabiendo que habrà un mañana que valga la pena;
Otro mundo en el que la liberttad sea la ùnica verdad y la esclavitud solo sea,
La pezadilla que me azoto contra las paredes pàlidas de mi cuarto,
Sumirgiendome en los callejones;
Donde no disfrute ni la verdad ni la mentira;
... y asì aquellas gotas de lluvia me recuerdan que estoy viva,
que puedo sentir el dolor del alma, del cuerpo...
A sabiendas de que cauterizaran mis cicatrices con el agua salada de tu ausencia,
Cuerpo de sal, ojos de miel, manos de gaviota, mente brillante,
Corazòn inherte, frìo y distante...
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